jueves, 3 de julio de 2008

Niño de las minas* -Laura Giordani


Si la poesía se desentiende de estas realidades, vale la pena preguntarse por qué habríamos de seguir haciendo poesía todavía. La celebración de la alegría exige, como contraparte, el conocimiento de la penuria que padecen millones de seres humanos, entre ellos, niños y niñas mineras que nos miran desde el fondo del tiempo, preguntándonos en silencio por el mundo que estamos construyendo. Sólo entonces la belleza puede alzarse del suelo, más allá de los jardines cercados que preservan del frío.

Arturo Borra




Rabia de verte rompiéndote en esa
pulseada a muerte con la piedra,
robándole rigor hasta hacerte
socavón, llaga.

Tus manos muelen, demuelen,
pulverizan los huesos del mundo.

No de duendes el polvo
que te arrasa los pulmones:
soldaditos de plomo viajan
por tus venas desvelando
bosques somnolientos.

Niño roca, niño maza,
en tolvas va tu sangre hasta la infancia
de los volcanes, hacia reinos de hadas
negras, minerales;
allí donde el mundo esconde
el humo de las caídas
y todos los escombros del daño.

Laura Giordani
http://lauragiordani.blogspot.com/
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* Los niños mineros, esclavos del infierno

Sumergidos en las entrañas del infierno desde su más tierna infancia, arrastran sus pequeños cuerpos por estrechos túneles, oscuros y peligrosos. Sus manos se convierten en improvisadas herramientas con las que recogen piedras, o escarban la tierra durante largas jornadas. Colocan explosivos y acarrean pesadas cargas. Se estima que un millón de niños trabajan en la minería y en las canteras de todo el mundo. La mayoría no ha cumplido los 10 años...No tienen juguetes, ni van al colegio; trabajan sin horarios ni derechos. Sólo conocen una obligación: contribuir a la subsistencia familiar como si fueran adultos, privados de educación y en perjuicio de su desarrollo psicológico, físico y emocional. Son más de 250 millones de niños de entre 5 y 17 años de edad, los que trabajan en el mundo. De estos, 180 millones lo hacen en las peores formas de esclavitud infantil, servidumbre por deudas, prostitución, o como niños soldados.